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Gestión del futuro con ISO 9001 y OKR

Gestión del futuro con ISO 9001 y OKR

Los sistemas de gestión ISO 9001 languidecen. No se llega a entender su capacidad transformadora de una organización. Lamentablemente, la realidad nos enseña que casi nunca la tienen. Se les asigna el rol de decorar las paredes de la sala de juntas. Que decoren y que incordien lo menos posible.

Pero, tomando prestada la expresión del poeta Gabriel Celaya, la norma ISO 9001 es un arma cargada de futuro. Podemos poner nuestra organización patas arriba aplicándola con energía y bajo el liderazgo de la Dirección. 

La norma ISO 9001 nos ayuda a buscar problemas, a analizarlos, a llegar a las causas últimas. Por el camino, nos encontraremos a muchos buenos trabajadores calentitos, en sus zonas de confort. Un sistema de gestión bien dirigido les puede ayudar a que recuperen su implicación.

Para esto en concreto la norma ISO 9001 pide a la organización que establezca objetivos, con responsables y planes anuales. En la mayoría de las ocasiones, vemos objetivos muy administrativos, que nos permiten pasar la auditoría anual. O incluso los mismos objetivos que se establecen para liquidar los incentivos variables. ISO 9001 hace aguas aquí.

Proponemos recurrir a la metodología OKR. OKR también va de definir objetivos medibles (mediante key results) con tareas asociadas. Pero exige, y aquí está la gran diferencia con ISO 9001, un determinado ambiente cultural en la organización: la implicación de todos los niveles jerárquicos, el estímulo del ambiente de mejora, la ambición casi sin límites por progresar.

Si unimos la arquitectura de ISO 9001 con un sistema de objetivos ambicioso basado en OKR entonces las paredes de la sala de juntas pueden empezar a tambalearse. Re-convertimos de este modo el sistema de gestión para que nos sirva de ariete en la estrategia de transformación de la compañía.